El siempre espera...

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viernes, 16 de mayo de 2008

Unos minutos a María

San Pedro cayó en el pecado de negar al Maestro; pero luego consiguió el arrepentimiento y, tras el arrepentimiento, alcanzó el perdón.

No nos cuesta mucho imaginar que San Pedro acudió a la Madre de Jesús para que ella le alcanzara el perdón de su divino Hijo, y tampoco nos cuesta imaginar el afecto y la ternura con que fue recibido el apóstol pecador, arrepentido y lloroso.

Ese y no otro debe ser el camino que nosotros debemos seguir, si en alguna oportunidad caemos en pecado; no debemos desesperar del perdón, pues conocemos las entrañas de misericordia con que Dios nos espera, pero haremos muy bien en acudir a la Madre del perdón, para que sea ella la que nos presente al divino Redentor.


Madre del amor, suscita en nosotros el arrepentimiento sincero de nuestras culpas.




*"El perfume de las flores no va contra el viento. Ni el del sándalo ni el de la rosa o el jazmín. Sin embargo, el perfume de la persona virtuosa se extiende por todas partes y en todas las direcciones".*

Budha

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